miércoles, 24 de febrero de 2010

" Ha Nacido Un Nuevo Día ".


Hoy,
cuando apenas había despertado el día,
me vi volando,
por encima de las nubes.

Y aunque mi cuerpo
reposaba cómodamente
en una butaca,
mi mente flotaba
en el aire,
fuera del avión,
planeando plácidamente
a merced de los cálidos vientos,
que soplaban discretamente.

El alba
se abría camino,
conforme pasaban
los minutos.

Y la oscuridad de la noche
quedaba eclipsada
por el colorido
de unos bellos
rayos de sol
que asomaban
con fuerza
por la fina línea
del horizonte.

Nada mejor,
para comenzar el día,
que disfrutar
de esta bonita imagen
del amanecer.

Un amanecer,
en el Atlántico,
desde el aire,
a unos 3.000 metros
de altitud.


sábado, 13 de febrero de 2010

" Un Instante Frente Al Mar ".


El día estaba brillante, con una atmósfera limpia, donde la suave brisa oceánica invitaba a disfrutar de relajantes momentos de serenidad.

Había estado andando por la costa, y encontré una pequeña calita, solitaria y muy acogedora, alfombrada por fina arena dorada y rodeada de algunas formaciones rocosas, que resguardaban aquel bonito lugar de los molestos vientos que solían azotar por allí.

En la orilla, la cristalina transparencia de las aguas invitaba a contemplar la limpieza, impecable, de los fondos marinos.

Las suaves olas, se desplazaban en perfecta armonía sobre la superficie, como si estuviesen acariciando el agua con suma delicadeza.

Me senté a contemplar aquella estampa, y perdí la noción del tiempo, respirando aromas de mar, de rocas salpicadas por las olas, de salitre y de algas, de instantes para la relajación de la mente.

Y es que las islas están llenas de pequeños rincones, únicos, inigualables, donde cada uno tiene su propio encanto, su propio sello de identidad.

Son rincones mágicos, especiales, que merecen ser compartidos, para su respeto, para que sepamos cuidarlos, y para que sigan estando ahí, con el paso del tiempo.

domingo, 7 de febrero de 2010

" INAGUA: Reserva De La Naturaleza ".


Entrar en Inagua,
es salir,
del mundo irreal,
en que vivimos.


Es sumergirnos,
en la realidad,
de su existencia,
donde cada piedra,
cada árbol,
cada bicho viviente,
nos enseña,
cómo vivir la vida,
con sabiduría.


Caminar por sus senderos,
es andar,
por su historia,
centenaria,
milenaria,
donde el tiempo,
no importa,
sólo esa presencia indescriptible,
real,
sublime,
mágica,
que permanece,
indisoluble,
con el paso,
de los años.


Respirar su aire,
es impregnarse,
de la sutileza,
de su esencia.

Es alimento,
para el alma.

Es recargar,
el espíritu,
de sus buenas,
energías.


Y al estar,
entre sus laderas,
entre sus valles,
y sus cimas,
no encuentro,
palabras,
que describan,
con fidelidad,
la magnitud,
inmensa,
de esas sensaciones,
que se captan,
al observarlas.


Estar en Inagua,
es observar,
contemplar,
mirar,
y aprender.

Es respirar,
y oxigenar,
el alma.

Es escuchar,
las palabras,
sin sonido,
de su experiencia.


Es ...
estar en un lugar único,
especial.

Todo un privilego,
para los sentidos.

Inagua.


Gonzalo Bautista, 2010.