Son aguas mansas,
las que reposan,
en las pequeñas charcas,
con sutil serenidad.
Pero tras ellas,
las aguas bravas,
se revuelven,
agitadas,
golpeando,
enfurecidas,
las duras rocas.
Unas rocas,
que arropan,
delicadamente,
el reposo,
de las mansas aguas.
Son líquido elemento,
pero diferentes,
en actitud,
separadas tan sólo,
por un trocito,
de acantilado,
frío,
pétreo,
firme.
Bajo un cielo,
que sonríe,
y que baña,
con su luz,
tan hermosos contrastes.
Gonzalo Bautista, Marzo de 2010