Robusto,
ligero,
y duro como un tronco,
es,
el tallo,
que eleva al cielo,
la enorme belleza,
de esas flores.
Dorados,
como el oro,
que brilla,
bajo el brillo,
del dorado sol,
son,
los pétalos,
brillantes,
vistosos,
que abren su alma,
a las caricias,
de los vientos,
a los masajes,
de miles de insectos,
que liban,
concienzudamente,
su dulce néctar.
La más grande flor,
la más alta flor,
que muestra,
en los últimos instantes,
de vida,
toda su hermosura,
engalanada,
con su mejor atuendo,
con su mejor sonrisa.
La flor de pita.
Que siempre,
nos deleita,
con su impecable presencia,
y delicados balanceos,
cuando dulcemente,
la brisa,
mece su tallo.
Gonzalo Bautista, Mayo de 2010.